Ahorrando combustible

Como ahora los jueves son mi día libre, hoy tuve mucho tiempo para cogerlo suave, y salir a la calle sin ninguna prisa. Pensé, que para mí los jueves serían el día perfecto para ahorrar combustible...

Pues, salí con mucho ánimo, lista para andar a pie, en el solazo del mediodía. Tenía que encontrar un traje de baño, sea donde sea. Llegué al Diamond mall, en la sombra de mi sombrilla, y me paré a echarme un poco de "energía renovable"... Y ya que el transporte público aún está permitido, me monté en una omsa de Los Rios y llegué hasta Multicentro.
De Multicentro seguí a pie hasta Acrópolis, de Acrópolis a Plaza Lama y de Plaza Lama hasta la Lotería.

Ya los "que Dios te bendiga" y "ven aqui rubia" me tenían harta, pero nada de traje de baño aún, y me monté en una omsa de la Independencia y llegue hasta el parque y caminé el Conde entero buscando traje de baño, y por fin lo encontré en el Molino Deportivo. Después me senté en las escaleritas de la estatua de Colon para coger fuerza para la vuelta.... y mejor me hubiese quedado ahí sentada por lo menos media hora más, pués para volver, sin mentir, tuve que esperar una hora para que llegue la omsa, parada en una parada llena de gente, al lado de un señor impertinente quien quería saber a dónde iba, cuantos años tenía, de donde era, etc...

Le dije que era Fulana de tal yendo a Los Rios, casada, 25 años y de Constanza. Me llamaba mentirosa, decía que no podía estar casada, no podía tener más de 17 años, no podía vivir en Los Rios y que mi nombre no era Fulana, ni Juanita, como le dije después de que siguió insistiendo. Lo único que el creyó, fue lo que menos verdad era! Me creyó que era de Constanza, hasta me contó cuál es la casa de su hermano quién vive allá y como se llama su familia. También me dijo que él es artista plástico y que tiene dos carros pero anda a pie, y que mis ojos son los más hermosos que el jamás había visto. Me reía de él y lo llamaba mentiroso a él mismo. Así siguió el cuento hasta llegar la omsa full de gente y durar otra media hora más en la omsa oyendo los cuentos del artista plástico...

Me pasé de la parada antes de llegar a la Churchill y tuve que oir par de rubias y groserías más caminando para atrás para llegar a la parada de Los Rios, para sentarme al lado de una señora loca gritandoles a unos niños que eran ladrones y preguntandome como se llama la calle donde esta el hotel Embajador, si había otra parada antes de la Sarasota etc...

Cuando por fin llegué de vuelta al Diamond Mall, me dolía la cabeza, estaba sudada, mis pies estaban muertos, aún olía el humo de la calle en la ropa y tenía la nariz negra. Estaba cansada y con hambre... pero por lo menos encontré el traje de baño, hice un poco de ejercicio caminando en la Churchill (jaja) y lo más importante de todo, no usé ni una gota extra de gasolina para mí sola en la búsqueda del pedacito de tela esa. Ojalá la ciudad tenga un solo centro en vez de 50 lugares diferentes donde hacer compras, para que los otros más cómodos también puedan ir de compras a pie, dejando su carro en un solo parqueo el día entero...