Después de muchos años sin práctica, decidí intentar remar fuera de la bahía, hasta el mar abierto, pero no llegué hasta allá, sino que decidí pasarle los remos a mi padre y quedarme contemplando el ambiente desde la proa.
Después dimos una caminata por unos senderos atraves de los campos y el bosque, y llegué cansada de vuelta al muelle de la casa de campo.
Más tarde prendimos leña y preparamos par de salchicas en el fuego, como se suele hacer aquí en verano.
También fuimos al sauna y nos tiramos en el agua. Para mi el agua estuvo super fría, pero mi padre estuvo gozando saltando al agua como un muchachito.
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